Por José Antonio Varela Vidal
ROMA, Lunes 21 mayo 2012 (ZENIT.org).- La música es gran transmisor de contenidos,
de alegría, y es arte a la vez. Entre las estrategias de la nueva
evangelización, la música va a ser una herramienta fundamental para alcanzar
nuevos públicos, o para llenar de entusiasmo y esperanza a los creyentes en sus
momentos de prueba y de incertidumbre.
ZENIT conversó con la cantautora
paraguaya Silvia Mariella, quien como parte de una peregrinación en Grecia,
Tierra Santa y Roma, cantó en un concierto organizado días atrás por la
embajada del Paraguay ante la Santa Sede.
¿Qué importancia le ves a la música, en el llamado del papa a la nueva evangelización?
- Silvia Mariella: Cuando uno lee la
palabra de Dios, uno encuentra en el Antiguo Testamento los salmos, y ve que el
pueblo de Israel es un pueblo que canta, que alaba, que danza. Y aquellos que
conocen la cultura judía pueden entender más aún, que es un pueblo que
manifiesta su alegría y su tristeza a través de los cantos. Jesús cantaba los
salmos, leemos que al salir de la última cena cantaba los salmos. La música es
un elemento muy importante dentro de la evangelización ya que si uno pregunta a
alguien si le gusta la música..., yo todavía no he escuchado a alguien que te
diga que no. Puede ser que los estilos sean diferentes, pero la música eleva el
alma, llena, consuela. Y dentro de la evangelización lo más importante no es la
música, sino la palabra de Dios hecha canción, que pueda llegar al alma. La
música es muy importante para la evangelización porque podemos evangelizar a
niños, jóvenes y familias, y es una herramienta que se puede utilizar muy bien
en la nueva evangelización.
Hemos visto que transmites unas enseñanzas dentro
de los conciertos, ¿esto es un estilo nuevo en los cantantes católicos, no?
Como compositora, ¿cuáles son los temas
que te inspiran actualmente?
- Silvia Mariella: La mayor fuente de
inspiración es la Biblia. Allí sabes que no te vas a equivocar, porque la
palabra no se equivoca. Y ahora quiero escribir sobre el amor a la vida. Hay
mucha gente triste, demasiada gente deprimida, mucha gente en el mundo entero
que está acabando con su vida. También quisiera escribir más sobre la familia,
porque me preocupa y veo que los jóvenes van perdiendo los valores. La gente
está demasiado encerrada --los medios son buenos siempre que se los use con el
sano equilibrio--, pero sin darnos cuenta también el enemigo es muy astuto y
quiere que cada uno se encierre con su computadora, con su Facebook... Pienso
que tenemos que anunciar muchas cosas, ahora es cuando más tenemos que
evangelizar.
Acabas de llegar de Tierra Santa y ahora en Roma, ¿en estos lugares te has sentido inspirada a escribir algo?
- Silvia Mariella: Es increíble, porque
estuve también en Grecia y es muy linda, pero allí las piedras no hablan. En
cambio en Tierra Santa, hay piedras y ruinas y todo te habla de Dios, de su
presencia. Me he sentido llamada al compromiso, por todo lo que hay que hacer,
a estudiar más... Hubo situaciones que me tocaron vivir, como la fiesta de un
niño judío cuando cumplió los 13 años, el Bar-Mitzvá. Y pude ver la alegría,
cómo cantan y danzan; y veía a la mamá del niño cómo danzaba y cantaba y en ese
momento imaginaba a la Virgen María, y pensaba que así debe haber danzado ella
cuando Jesús cumplió 13 años. Tierra Santa me ha inspirado canciones de
alabanza, que lleven a animar al pueblo, como esa música judía, hebrea, que es
música de Dios.
¿Y aquí en Roma, en el Vaticano?
- Silvia Mariella: Aquí sobretodo, el
amor a la iglesia, y el poder recordar que esta es la iglesia de Cristo y que
sobre esta piedra él edificó su iglesia. Aquí hubo algo que me inspiró, y fue
cuando visité la Basílica de san Pablo y vi las cadenas que lo ataron: habrán
cadenas pero nada nos tiene que detener. Me inspira la carta de Pablo a los
Filipenses: "Mis cadenas han hecho
progresar el evangelio", y Dios quiera que pueda hacer una canción
sobre eso.